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PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA |
martes, 23 de octubre de 2012
DEFINICIÓN DE AUTOSACRAMENTAL
Esta obra: “El gran teatro del mundo”, pertenece al
género del auto sacramental. La importancia de Pedro Calderón De la Barca en el
desarrollo de este género es de tal magnitud que su nombre va asociado
íntimamente a él. Los autos sacramentales son representaciones dramáticas en un
solo acto, de carácter alegórico marcando de manera notable la Eucaristía, Escribe Calderón de la Barca esta obra
alrededor de los años 1635-36 para representarse en las fiestas del Corpus Christi
en los atrios de las grandes iglesias.
En los autos sacramentales, Calderón
dramatiza conceptos propios de la teología católica convirtiéndolos en
personajes, por lo que al público le resultan más cercanos y reales. Escribió
unos ochenta, y los más conocidos son El gran teatro del mundo (1636) y La vida
es sueño (1670).
Estos autos aparte de tener un gran
valor literario cumplían la función de transmitir la teología al público en
general. En ellos se resumen todas las verdades esenciales del dogma y pensamiento
católico.
SINOPSIS DEL AUTO SACRAMENTAL DE PEDRO CALDERON DE LA BARCA
Este auto sacramental
pretende dar la visión de la vida humana representada como una comedia en el
teatro. En esta obra, el simbolismo y la alegoría se adueñan de la creación del
texto, y nos presentan un gran escenario con dos globos, uno terrestre y otro
celeste con un gran trono donde se sienta el Autor; el globo terrestre será a
la vez personaje y parte del escenario. Acto seguido, aparecerán una serie de
personajes a los que el Autor les dará su justo papel para que representen la
obra, de la que él, y nosotros, vamos a ser los espectadores y a los cuales les
dictará su ley de gracia que aparece como una primera voz que les guiará hacia
el obrar bien.
Los papeles
dados por el autor son el estereotipo de las actitudes humanas, un poco alegóricos:
el Rico y el Pobre, el Rey y el Labrador, la Hermosura y la Discreción son los
personajes de la obra que se representa, que como parte de esta versión libre
nos dejan ver un tono anacrónico que permite captar la universalidad del
mensaje que incluye al hombre de todas las épocas. Es así que los personajes
aparecen desde una realidad distinta (a través de la puerta de la cuna o
nacimiento), la imagen de un Rey con lacayos y limosneros, un religioso con un
tinte medieval, o un Pobre con un aire un tanto moderno. Después de que cada
viviente recibe sus papeles, el Mundo les da a cada uno las galas propias de su
personaje para que lo vistan; y en función de su buena actuación el Autor al
final les premiará. El papel de cada personaje en la obra dura hasta que un
apuntador alegorizado por una Voz indica su final, es el ángel de la muerte que
aparece de repente en la vida terrena.
Una vez muertos todos los personajes irán dejando el mundo (cruzando la puerta
de la muerte) después de devolverle a este lo que antes les había prestado para
su representación. Como final el Autor juzgará cada una de las representaciones
invitando a la mesa celestial a aquellos mejor representados.
El mensaje
de fe de esta obra cumple también con una función didáctica que pretende servir
como norma de conducta para la vida, como una reflexión sobre cual es la
actitud con la que hay que vivirla. Existen tres momento claros, uno en el que
se exponen las condiciones de la vida de cualquier hombre; en un segundo
momento se muestran las actuaciones concretas de estos en la vida terrenal,
fruto del libre albedrío; finalmente el juicio de las acciones y la
reafirmación de la doctrina de la existencia.
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